RISE: 17 años, tiene hipotiroidismo, artrosis de cadera y articulaciones.
POPI: 11 años, tiene un ojo con prótesis y completamente ciego.
Pues es difícil quedarme solo con una cosa de Rise, porque ella realmente ha sido una compañera de vida en todos los aspectos. Hemos pasado muchas cosas juntas y su compañía y apoyo ha sido fundamental para mí.
Supongo que sí me tengo que quedar con algo, es su dulzura, es la perra más atenta y encantadora del mundo.
Es súper especial, su mirada lo dice todo. Nunca voy a tener una perra con la que conecte como lo hice con ella.
Lo que más recordaré de Popi es lo divertida que es. Siempre ha sido un terremoto, revoltoso y loquito a más no poder.
Pero cariñosa y simpática como ella sola. Siempre dando besitos y haciendo la croqueta, enamora a todo el mundo.
Y aunque tenga sus cosas y no siempre sea una perra fácil, no la cambiaria por nada; su inseguridad en muchas cosas
ha hecho que aprendamos mucho la una de la otra.